viernes, 28 de mayo de 2010

Ro 2.Simples coincidencias

Seguimos los cuatro en este viaje, yo voy en cabeza, callada y pensativa...

El Rogue y el Paladín no paran de hablar sobre diversos temas y el Hunter se mete a veces en la conversación...¡Ah! ¿Qué que hace un Rogue, un Paladín, un Hunter y una Alchemist en el mismo grupo? Pues ahora que me lo preguntáis...somos un grupo bastante pintoresco, si...Nos forman multitud de historias que han cruzado nuestros caminos, para bien o para mal... El destino dirá...

-¡Eh! ¿Estáis viendo a ese?- Señaló el Rogue

Entrando ya en los bosque de Lighthalzen pudimos ver a lo lejo una figura, un encapuchado tumbado cotra un árbol, durmiendo...

-¡Es de mala educación señalar!-El Hunter le dió un manotazo.
-Mejor dejarle ahí...podría ser peligroso-Dijo el paladín recordando situaciones anteriores...
-No, si sigue dormido le atacaran, lo mejor será despertarle- Me acerqué con cautela

Sea quien sea, se había abandonado completamente, llevaría varios días, incluso semanas dormido, una pequeña barba cubría su rosto entero y su rostro estaba empapado por sus lagrimas...

Fuí a tocar su hombro y observe multiples heridas...heridas que no me costaron reconocer, pues las sufrí a mi salida de Goryun, tras despedirme de Kyoshiro... Aquella vez podría haber muerto perfectamente, me arrastraba por la graba del camino desangrándome y lo único bueno que le vi a la situación fue que almenos el veneno que me echó el emperador en mi copa había abandonado mi cuerpo...o eso creía...

Todo parecía perdido pero de pronto empecé a notar una calidez extraña a mi alrededor, sentía mi heridas cerrarse poco a poco, con suavidad y delicadeza

-¿Estoy muerta?- Pregunté a quién pudir oirme, pues mis ojos llenos de lágrimas y mis delirios por la fiebre me hacían verlo todo como si estubiese tras una vidriera...
-¿¡Qué vas a estar muerta!? ¿No ves que te estoy curando?- Me contestó cortantemente alguien.

Abrí mis ojos y pude ver a un Priest frente a mi sanando mis heridas. cuando terminó me tendió su mano y me ayudó a levantarme.

-No te esfuerces mucho, no he podido terminar de quitarte todo ese veneno de tu interior- Me advirtió él.

Tanto él como yo buscábamos el puerto de Al de Baran, él quería ir a Comodo junto a su hermosa dama, me enseñó un retrato de ella, es una noble de Comodo. Yo quería huir a la República, pues en uno de mis viajes conocí a Taiga y sabía que él me ayudaría a empezar de cero...A las 2 semanas llegamos a Al de Baran y nos encontramos con la sorpresa de que su futura esposa había ido hasta allí para esperarle... Ay... Se les veía tan felices, me daban un poco de envidia...

-¿Por qué no vienes a Comodo con nosotros? Podría hablar con el gobernador y facilitarte una casa incluso.-Me ofreció la chica.
-No, gracias, debo de continuar...-Me moría de ganas por ir- ...Tengo...asuntos importantes en la República.
-Huyes de algo ¿No?- Me dijo el Priest, que tras ver mi cara atónita, se acercó a mi con la mano en el bolsillo.- No sé qué asuntos tienes entre mnos, ni voy a meterme, pues debo de acompañar a mi señora, pero voy a darte algo muy importante...

Puso sobre mi mano una pulsera plateada.

-Tiene una Vitata, puedes curar cualquier herida con solo acercarla a ella...-Me dió una palmada en el hombro- Ten cuidado con tu viaje.

La sirena del barco sonó...especifico...de MI barco sonó.

-¡Adios y muchísimas gracias! ¡Prometo que algúun día te lo compensaré!- Dije mientras corría hacia el barco...Nopude ir tan rápido como suelo ir por culpa del maldito veneno que no se pudo quitar, pero cómo embarqué ya es otra historia...

Tras tener este recuerdo lo vi todo claro. Acerqué l pulsera y curé las heridas de aquella persona y con suavidad deslicé mi mano hasta su capucha y le descubrí el rostro, tras ese aspecto abandondo era obvio quién se encontraba...

-¿Estoy muerto?- Murmuró medio dormido.
-¿¡Qué vas a estar muerto!?- Repetí con su mismo tono.

Él abrió los ojos sorprendido y me miró como si de un espejismo me tratase.

-Buenos días, Minasawa, y bienvenido a Lighthalzen.-Dije sonriente señalando a la ciudad.

Le tendí la mano, se levantó a duras penas y seguimos nuestro camino...

No sé qué le habrá pasado, ni pienso meterme de momento, pues debo ir a la corporación...Pero me alegro de haber podido pagar aquella deuda que tenía...

1 comentario:

Lucanor dijo...

chapó.... y me kito el sombrero...
que flipada de historia !!!